Corazones unidos contagian la alegría de la Misericordia
La misión de la pequeña Familia es juntos, en el Corazón de la Iglesia con María: «amar a Jesús y hacerle amar todo lo que pueda», pues «un alma inflamada de amor no puede estar inactiva» (Sta. Teresa del Niño Jesús), se vuelve incandescente, luminosa y contagia el Amor.
«Dad vuestras manos para servir y vuestros corazones para amar» (Santa Teresa de Calcuta)
«La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús» (Papa Francisco EG 1); por eso, quien «ha acogido ese amor que le devuelve el sentido de la vida, ¿cómo puede contener el deseo de comunicarlo a otros?» (EG 9).
A la Pequeña Familia de Betania, comunidad universal-misionera nos dice: «Ve y dile a mis hermanos» (Jn 20, 17). Él nos ha elegido para ser discípulos misioneros de la misericordia: «Jesús siente por nosotras un amor tan incomprensible, que quiere que tengamos parte con él en la salvación de las almas. No quiere hacer nada sin nosotras» (Sta. Teresa del Niño Jesús cta. 114); quiere hacerlo con nosotros, empuja, nos guía con su Espíritu. «Como mi Padre me envió, así os envío yo... recibid el Espíritu Santo» (Jn 20,21-2).