Acogida

La razón de ser de Betania es dar albergue a Jesús. Aquel lugar y aquella familia de hermanos tipifican para nosotros el ideal de una vocación: dar acogida hoy a Jesús.

Dios es el primero que nos acoge como hijos suyos en su Familia, que es la Iglesia, en el Corazón siempre abierto de Cristo.

A Jesús le descubrimos, asombrados, en su misterio eucarístico. Él nos acoge y nosotros acogemos su amor misericordioso.

Así también nosotros lo primero es tener un corazón abierto y acogedor, para recibir el amor de Dios, como la Virgen María: «hágase en mí según tu palabra» (Lc 1, 38), y vivir como hermanos unos de otros.

«Acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios» (Rom 15, 7).

Deseamos ser en la Iglesia una pequeña comunidad acogedora de Dios y de los hermanos que «tiene las puertas de casa siempre abiertas, pero las del corazón aún más».

Cada hogar donde habita un miembro de la pequeña Familia es una Betania para Jesús. Pero Betania no es sólo un lugar, es sobre todo cada miembro o pequeña comunidad de la Familia.

Las casas de la pequeña Familia tienen sus puertas abiertas a todos para el encuentro, la amistad, el descanso y el compartir fraterno.

«No se trata de llenar el tiempo de la gente “haciendo” cosas. Hay que aprender a “perder” el tiempo con Jesús y con los hermanos.

Es en el corazón de los hombres donde está la herida del desamor, la desconfianza, el miedo, y el olvido de Dios. Y es allí donde el beso de paz del Señor equilibra la existencia y dispone nuevamente a la búsqueda confiada y a afrontar con tesón y esperanza las realidades cotidianas.

A veces se experimenta la impotencia de no poder ayudar. La mayoría de las situaciones humanas nos superan. ¿Qué hacer? Estamos aprendiendo que Tú, Señor, lo puedes todo. Estamos aprendiendo a esperar y abandonarnos en Ti.

Señor, Jesús, Cristo doliente aún en los miembros de tantos pobrecitos; danos tus entrañas compasivas. Danos sentir la necesidad de los que sufren. Llénanos de tu ternura el corazón».

La Pequeña Familia de Betania tiene casas especialmente dedicadas al crecimiento de la vida cristiana y la acogida. Destacan por ser sencillas y con la diligencia de la caridad ofrecen todo lo que tienen, pero especialmente la oración y la fraternidad evangélica.