Entre las formas que la pequeña Familia promueve la espiritualidad e iniciativas de comunión destacan:
1º Vivir la caridad cotidiana, «corazón de la Iglesia», que brota de la mirada del corazón hacia el misterio de la Trinidad en la oración y cuya luz ha de ser reconocida en los hermanos para acogerlos y valorarlos como un don de Dios.
«La caridad me dio la clave de mi vocación (…) Comprendí que la Iglesia tenía un Corazón y que este Corazón ardía de amor. Entendí que sólo el amor movía a los miembros de la Iglesia (...) Entendí que el amor comprendía todas las vocaciones, que el Amor era todo (…) ¡Mi vocación es el AMOR! (…) En el corazón de la Iglesia, mi Madre, yo seré el amor» (Sta. Teresa del Niño Jesús).