Inclinadas juntas sobre el Evangelio, se construye la vida fraterna y se transforma el mundo por el amor. Lo mejor para estar unidas es darse por completo al Señor. Dios es quien nos motiva, Él nos une, Él es el centro de todas y de cada una, la razón por la que cada hermana vive y el punto de coincidencia de toda pequeña comunidad.
«El que sea sencillo, venga a mí...; al más pequeño se le concede la misericordia» (cf. Pr 9, 4; Sb 6, 6). Elegir a Jesús es el contenido de la sencillez evangélica: cada miembro de la comunidad procurará vivir la alegría de las Bienaventuranzas amando todo lo sencillo y escondido como en Nazaret. El heroísmo de lo pequeño hecho por amor a Dios.