Misión: con María amar y hacer amar al Amor.
De la contemplación y unión con Dios brota en el corazón un ardiente deseo apostólico de hacerle conocer y amar.
Queremos vivir irradiando la misericordia divina, para con María amar juntas a Jesús y que muchos le amen.
El apostolado es un don de Dios como respuesta a la caridad que él infunde en el corazón. Hay que tener el alma transformada en unión de amor con Dios. Por eso, es necesario un continuo trato con Cristo, vida escondida en Él para ser fecundos como el grano de trigo. No hay otra lógica. El apostolado es fruto del amor.
El perfume que como pequeñas hermanas de Betania deseamos esparcir es la ofrenda de nuestra vida a Dios en la oración viviendo juntas en fraternidad la alegría del Evangelio.
«El Maestro está aquí y te llama» (Jn 11, 28).
Acogemos para llevar a Jesús a quienes buscan el encuentro con Dios, un sentido a su vida o tienen necesidad de la misericordia.
Procuramos propiciar el apostolado de la santidad, el crecimiento en la “vida abundante” que Jesús vino a ofrecernos, con medios sencillos como la vida sacramental, encuentros y ejercicios espirituales, retiros, el acompañamiento espiritual, la escucha...