«Que vuestro amor siga creciendo»
Carta final del Jubileo 30º
Pequeña Familia de Betania
«Esta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y más… para gloria y alabanza de Dios» (Flp 1, 9.11).
Al finalizar el Año jubilar de nuestra Pequeña Familia de Betania, acojamos esta Palabra, viva y eficaz, para todos y cada uno de nosotros.
1. Hemos celebrado un tiempo intenso en el que la gracia de Dios se nos ha dado en abundancia. Alabemos y demos gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia (cf. Salmo 106).
El Espíritu Santo nos ha llevado a experiencias de renovación no planificadas, nos ha abierto caminos nuevos de evangelización, nos ha dado el impulso para una entrega misionera más creativa y generosa.
2. Sigamos anhelantes de agradar a Dios en su deseo de amor mutuo y unidad para que el mundo crea (cf. Jn 15, 12; 17, 21). Pidamos para que demos «el fruto del Espíritu: amor, alegría, paz…» (Gál 5, 22).
Como María de Betania, a los pies de Jesús, seamos discípulos que escuchan sus palabras y derrochan el «frasco de perfume» de la caridad. Con la alegría y sencillez del Evangelio, como Marta, salgamos al encuentro de nuestros hermanos y digamos: «El Maestro está ahí y te llama» (Jn 11, 28). Sabemos que hay muchos Lázaros que esperan nuestra oración de intercesión y ayuda para ser sanados. Confiemos y pongámonos a disposición de la potente palabra de Jesús, único Señor y Salvador, que les resucitará a una vida nueva en el Espíritu Santo.
3. Betania, no es solo un lugar, es sobre todo una familia de hermanos. No es un programa de actividades, de reuniones o de momentos religiosos… Nos juntamos para ayudarnos a hacer del Evangelio nuestra forma de vida cotidiana: la amistad con Jesús y el amor fraterno.
4. En la gran familia de la Iglesia, esta pequeña familia de Betania desea ser hogar abierto para todos, donde experimenten y se generen relaciones sanas y llenas de amor, con Dios, con los demás y con toda la creación.
La «pequeñez» nos define. Somos hijos «pequeños» del Padre Dios, viviendo con humildad y confianza. «Pequeños» con todos, sin superioridad, sino en servicio fraterno, especialmente con los «más pequeños», los pobres. También «pequeños» ante la belleza del mundo que Dios nos ha dado, como «casa común» de la familia humana, para colaborar en su cuidado.
Que el Espíritu Santo nos conceda discernimiento evangélico, la mirada del discípulo misionero, para «imaginar nuevos espacios de oración y comunión con características novedosas, más atractivas y significativas» (Papa Francisco, Evangelii Gaudium 73).
5. El Jubileo ha terminado, pero, ¡qué no se acabe el júbilo! Que el Amor siga creciendo imparable en nosotros, para juntos amar más a Jesús y que muchos le amen. «Ved qué dulzura, qué delicia convivir los hermanos unidos… allí manda el Señor la bendición» (Sal 133, 1.3).
Nunca dejemos de soñar. Pidamos que se cumpla el deseo orante expresado por nuestro Obispo al Clausurar el Jubileo:
«Pequeña Familia de Betania sea camino de santidad, de santificación. Esa casa del Espíritu Santo, donde el Espíritu va modelando a cada uno de vosotros, como hizo con María, como hizo con cada uno de los santos que son obras de arte de Dios en la Iglesia».
¡Ánimo!, «los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, echan alas como las águilas, corren y no se fatigan, caminan y no se cansan» (Is 40, 31).
El próximo 8 de septiembre de 2017 nuestra Pequeña Familia de Betania celebrará el 30 aniversario de su inicio. Una historia de misericordia que deseamos agradecer a Dios y seguir suplicando la fidelidad al don recibido para con María amar juntos a Jesús y hacerle amar.
Culminado el Jubileo extraordinario de la Misericordia, deseamos recoger sus frutos en nuestro «pequeño jubileo» desde el 8 de diciembre de 2016, solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, que anuncia el día de su natividad el 8 de septiembre, aniversario de nuestro inicio; hasta el 1 de octubre de 2017, fiesta de Santa Teresa del Niño Jesús, patrona y maestra de nuestra espiritualidad.
30º aniversario (1987-2017) de la Pequeña Familia de Betania